Cloverfield o los mortales, ecos del Ser

No sería descabellado imaginar a Heidegger, al finalizar una proyección de Cloverfield (2008) de Matt Reeves, salir consternado en grado sumo, pero en el fondo convencido de ver ilustradas muchas de sus perspectivas, de sus severos diagnósticos. Porque el olvido del Ser en el que se ha caído según este filósofo teutón, en cierto momento de la historia humana, por dar primacía al ser del ente, nos ha conducido a un estado de vana estabilidad de certidumbres.

Pero el Ser sigue allí, enigmático y hermético, aguardando como esfinge tebana la oportunidad de surgir como cualquier otra cosa, y sin ser ninguna de ellas, porque su ser no es el de la técnica, el de los objetos manipulables y aptos al cálculo.

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Cloverfield bien nos puede hacer recordar que vivimos en un mundo se sombras, y que cuando se rasgue, no necesariamente será trascendencia de luces lo que se asome, sino tal vez manifestaciones límite entre la bestialidad y lo posthumano, lo absolutamente Otro, lo indecible, lo que nos obligue a expresarlo apresuradamente Todo, en un agónico alarido que resuma la totalidad de las palabras, o mejor, un silencio eterno, y entonces ya no seremos sólo el Ser o ( una inmensa sombra que vuelve a las aguas) o Nada.

«Que no está muerto lo que yace eternamente,
y con el paso de los evos, aun la muerte puede morir»
. (Lovecraft)

ARGUMENTO

Cuando un grupo de jóvenes lleva a cabo la despedida de uno de ellos hacia Japón (¿guiño a Godzilla?) una gigantesca criatura causa el caos en Nueva York. Un puñado de aquellos jóvenes lucha por sobrevivir en la dantesca situación de muerte y destrucción masiva que se va sucediendo sin tregua, hasta su trágico final. Todo va siendo videograbado por uno de ellos, logrando un documento único que aterra y fascina al espectador. Producción a cargo de J.J. Abrams, el cerebro detrás de la exitosa teleserie «Lost».

A DESTACAR

La campaña de marketing formidable llevada a cabo previo a su estreno -similar a una cinta antecedente directa de ésta: The Blair Wtich Proyect ( 1999). Cloverfield tiene todo para convertirse en una cinta de culto: enigmas, teorías, rumores, claves, lecturas, etc…

La escena del caos inicial en donde la cabeza de la icónica Estatua de la Libertad sale rodando por una avenida…ecos de los trágicos sucesos del 2001 en USA. De antología. Impactante.

La disimulada y dosificada aparición de la criatura, que da pavor por el verismo de su registro y que sin embargo se pierde en una toma excesiva, en una secuencia casi al final, muy significativa para el pobre camarógrafo.

Las escenas de combate militar contra la criatura en las calles devastadas de la ciudad, la huída por los túneles del tren subterráneo, la suerte de uno de los personajes que ha sido mordido por una de las «rémoras» del monstruo, el destino de cierto vuelo en helicóptero y la trepidante y triste secuencia final con la pareja protagonista – similar en intensidad al desenlace de Vuelo 93 (2006)-, son algunas de las cimas de esta obra de innegable virtuosismo técnico y creativo, que aunque no transgrede los cánones de este tipo de cintas de género, la pericia de su elaboración y de su promoción la hacen muy destacada y taquillera: la secuela casi está garantizada.

El diseño lovecrafiano de la(s) criatura(s)(?) es por demás sobresaliente, y más que aterradora. Su inasible morfología la acercan mucho a los «ángeles» de la soberbia serie de anime japonés Neon Genesis Evangelion (1995).

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FICHA TÉCNICA

  • Año: 2008
  • País: USA
  • Director: Matt Reeves
  • Guión: Drew Goddard
  • Fotografía: Michael Bonvillain
  • Reparto: Michael Stahl-David, Mike Vogel, Jessica Lucas, Lizzy Caplan, Odette Yustman, T.J. Miller, Margot Farley, Theo Rossi
  • Duración: 65 minutos
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