Deliverance de John Boorman

La extraña fascinación que produce Deliverance (1972) del controvertido cineasta John Boorman, obedece tal vez al modo en el que desarticula la noción misma de sujeto presto a civilizar.

Porque en última instancia no es tanto el viaje auténticamente iniciático que recorren los urbanitas protagonistas- desde una adultez yuppie hasta un estado de salvaje infancia y de regreso a la vida normal, mas ahora evidenciada como falaz,- una trayectoria por imponentes ámbitos de verdor inmensos y externos, sino más bien Deliverance, nos traduce un internamiento en lo más hondo del propio ser, allí en donde cada uno de nosotros tiene algo oscuro, rastrero, temeroso y presto a lanzar dentelladas agazapado en las tinieblas del alma, los ínferos particulares que nos cimentan, con su único habitante, tan (des)conocido para nosotros, siempre allí, escuchando cada palabra que enunciamos, escuchando y esperando, listo a gemir como un animal o romper en insidiosas carcajadas sin sentido. Aguarda.

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ARGUMENTO

Poco antes de que gran parte del valle del río Cahulawasse, bajo los Apalaches, vaya a ser sepultado por la construcción de un lago artificial, un grupo de amigos: Lewis Medlock (Burt Reynolds) Ed Gentry (Jon Voight), Drew Ballinger (Ronny Cox) y Bobby Trippe (Ned Beatty), se ocupan de remar por entre de peligrosos rápidos o practicar la pesca. Poco después, por diversas circunstancias se ven separados, y cuando Ed y Bobby piden auxilio a unos hoscos habitantes del sitio, éstos los agreden y abusan brutalmente Sus compañeros aparecen para salvarlos de tal tortura, seguramente mortal. Luego de esto, Deliverance consistirá en verlos inmersos en una amarga pesadilla, en la que deberán renunciar a toda su esencia civilizada para salvar la vida, y lo que perdura de su integridad humana.

Deliverance es un auténtico tour de forcé, duro, despiadado y desgarradoramente sórdido. Tal vez nunca tuvo una actuación tan demandante el laureado John Voight; y el famoso galán Burt Reynolds sorprende con la inesperada trayectoria de su rol. El habitual del género fantástico Ronny Cox realiza un decoroso papel; y las palmas se las lleva el histrión Ned Beatty, por un trabajo que incluye una secuencia durísima que ennoblece su profesionalismo y le gana el reconocimiento de muchos cinéfilos a lo largo ya de décadas.

Sin duda la primera obra maestra de John Boorman-la otra vendrá posterior mente con la épica Excalibur(1981)Deliverance, película compleja, abierta, inclasificable, es una manifestación del gran temor que somos capaces de sentir por todo aquello que no sea como nosotros, no por desconocido, sino por identificar paulatinamente, a fuerza de experimentar situaciones límite, el “nosotros” citado como eso mismo en ello; un mero término verbal entre comillas, que vanamente intentan paliar la soledad, cual vacío de floresta y animalidad, que se oculta y expresa en lo oculto.

ESCENA A DESTACAR

En realidad esta película no tiene desperdicio: podemos resaltar desde la inquietante entrada al inframundo montañés, con el niño saludando a los excursionistas desde el puente colgante, y consternándoles luego al notar que es simplemente un retardado mental agitando la mano, tal vez en involuntaria advertencia; el famoso duelo de banjos, en el que todos van descubriendo la energía primordial que flota en el ambiente y en los habitantes de esa agreste dimensión de otredad; la famosa secuencia de la tortura de los excursionistas, misma sobre la que cualquier palabra sale sobrando, literalmente; la sorprendente inversión de personalidades, de los papeles interpretados por Voight y Reynolds y la angustiante tentativa de escape de los sobrevivientes acosados por sus bestiales verdugos, aunada a la posterior angustia por ciertos acontecimientos que desembocarán en un final de espanto y desasosiego. Un mal sabor de boca al caer el telón: un triunfo auténtico para Boorman y su equipo.

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FICHA TÉCNICA DE DELIVERANCE

  • Título Original: Deliverance

  • País: USA

  • Año: 1972

  • Director: John Boorman

  • Guión: James Dickey (basado en su propia novela homónima)

  • Música: Eric Weissberg

  • Duración: 109 minutos

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