Terroríficamente Muertos de Sam Raimi

En la cinta Terroríficamente muertos (1987) de Sam Raimi, en un estilo suelto y aventurado, propio de quien aún goza de las ventajas de la realización cinematográfica de bajo presupuesto, tenemos obsequiada la perspectiva de resolver los enigmas del mundo en este microcosmos de la cabaña siniestra en el bosque, los hombres y sus demonios, como las últimas palabras dichas antes del silencio absoluto. ¿Qué sería si ya no quedara nada por decir…

Posiblemente comenzaría el delirio, porque lo no expresivo se resguarda, se oculta, y de esta manera torna evidente su ausencia, revela su hermetismo inherente, que dota de sentido a todo lo que se puede decir. De tal suerte que los discursos ante este muro insalvable se estrellan y disgregan, retornando diversos en tonos de locura o de risa, tal como tenemos aquí, en esta película tremenda y muy imaginativa.

Evil Dead 2

ARGUMENTO

Ash (Bruce Campbell) sigue preso en aquella cabaña maléfica oculta en los bosques. Poco a poco las siniestras fuerzas del mal van minando su razón a fin de poseerlo por entero. La irrupción en el lugar de una pareja de pueblerinos y otra de arqueólogos relacionados con el secreto del terrible libro Necronomicón, posibilitará la apertura de umbrales ominosos por donde ingresarán potencias contra las que Ash deberá enfrentarse. Eso sí, con gran estilo. Groovy

A DESTACAR

La trepidante dirección de Sam Raimi: la cinemática propuesta aquí es tan vertiginosa, que literalmente todo es posible. Todo lo que ofrece hoy Spiderman en su trilogía, lo tenemos aquí en esencia. De igual manera Ash el antihéroe no le pide nada a Peter Parker, y Raimi lo sabe bien: a revisar las jocosas tomadas de pelo que le hace sufrir Bruce Campbell a Tobey Maguire en cada cameo.

La originalidad del guión. Es una locura genial hilvanada con otra, desde escenas de comicidad de pastelazo, a aterradoras secuencias de demente surrealismo. Ese Ash con su sierra mecánica y su escopeta recortada, fanfarrón pero valiente, haciéndose picadillo( a la Peter Jackson) literalmente con pavorosos demonios, es de antología indiscutible. Y el final disparatado y fantástico. Para ponerse de pie. Rabo y oreja.

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