William Peter Blatty, sobre el guión del Exorcista
Acerca de la supresión de escenas del guión original de El exorcista al definitivo, Blatty detalla cuales lamenta:
La secuencia en que Merrin y Karras conversan en el pasillo. Aquí teníamos una articulación expresa del tema, que daba a la película claridad y un definido peso moral; claridad, porque enfoca la historia sobre Karras y su problema de fe; y peso moral, porque inserta los elementos obscenos y repelentes de la película en el contexto del ataque primario del mal contra la Humanidad; a saber, la inducción a la desesperación. Además, sin ello perdemos la observación de que, cuando un demonio abandona el cuerpo de un poseso, nunca vuelve a él.
Así, cuando Karras se ha ofrecido al demonio en sustitución de Regan, su único problema es el de impedir que el demonio que se ha apoderado de su cuerpo (de Karras) asesine a Regan y, posiblemente, a otros miembros de la casa. Cuando el demonio (dentro de Karras) se lanza contra Regan para estrangularla, Karras opta por llevarse al demonio saltando por la ventana. Y, con la muerte de Karras, sabemos que el demonio no puede volver a entrar en Regan. Así, la victoria de Karras es completa. Y nosotros podemos sentirnos satisfechos o, mejor aún, edificados. El tratamiento definitivo del guión conservó, en síntesis, la escena del pasillo.
Después, lo cortamos más; pero, en la prueba, Max von Sydow sostuvo el criterio de alargarlo un poco. Así se hizo, y se rodó la escena. Más tarde fue suprimido de la película, porque William Friedkin dijo que era un showstopper, no en el sentido corriente de la palabra, sino en el de que detenía en seco la acción, al abrir una pausa para introducir un «anuncio teológico». A pesar de todo, sigo censurando enérgicamente la supresión de esta escena:
INTERIOR. PASILLO FRENTE A LA HABITACIÓN DE REGAN — NOCHE
Dentro de la habitación se oye el canto del himno. En la penumbra del pasillo, Merrin y Karras se apoyan, fatigados, en la pared, delante de la puerta. Karras mira fijamente la puerta. Al cabo de un segundo, inicia un diálogo vacilante, en tono apagado, que es casi un murmullo:
KARRAS
Si es un caso de posesión, ¿por qué es ella la víctima? ¿Por qué esta niña?
MERRIN
¿Quién puede saberlo? ¿Quién puede realmente esperar saberlo? Sin embargo, yo creo… que el objetivo del demonio no es la posesa; somos nosotros… los observadores…, todas las personas de esta casa. Y creo…, creo que lo que pretende es desesperarnos, hacernos rechazar nuestra propia humanidad, Damien; reducirnos, en definitiva, a un estado bestial, irremediablemente vil y putrefacto, carente de dignidad, asqueroso…, inútil.
Tal vez esté aquí el meollo de la cuestión: la inutilidad. Pues yo creo que la fe en Dios no es cuestión de lógica; creo que, definitivamente, es una cuestión de amor; de aceptar la posibilidad de que Dios nos ama…
Merrin mira hacia la puerta y escucha un momento el cántico. Después:
MERRIN
Pero incluso de esto…, del mal…, puede salir el bien. De alguna manera. De alguna manera que nunca llegaremos a ver ni a comprender. Tal vez el mal es el crisol del bien. Y tal vez incluso Satanás… Satanás, a pesar de sí mismo… sirve a veces la voluntad de Dios.
Esto causa un impacto. Karras reflexiona. Después:
KARRAS
Una vez… expulsado el demonio…, ¿qué le impide volver?
MERRIN
No lo sé. Pero, al parecer, no ha sucedido nunca. Nunca.
Se lleva una mano a la cara, apretándose con fuerza las comisuras de los párpados.
MERRIN
Damien… ¡qué maravilloso nombre!
Su voz revela agotamiento. Y algo más. Cierta angustia. Algo como un dolor contenido. De pronto, se aparta de la pared y, todavía con la cara oculta por la mano:
MERRIN
Discúlpeme.
Extracto del libro «Un Film: El Exorcista (1974) De la novela al guión» de William Peter Blatty, Barcelona, Plaza & Janés, 1975
la verdad a mi me parece una historia muy interesante, yo realmente si creo en eso, pero para solucionarlo esta el exorcismo y la fe que se tiene con Dios, estuvo muy buena la novela y me gusto mucho.