Pulp Fiction, una portada de cine negro
Los mejores carteles de cine: Pulp Fiction
«El camino del hombre recto esta por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Bendito sea aquel pastor que en nombre de la caridad y de la buena voluntad saque a los debiles del Valle de la Oscuridad por que es el autentico guardian de su hermano y el descubridor de los niños perdidos. Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos, y tu sabrás que mi nombre es Yahvé cuando caiga mi venganza sobre ti», Ezequiel 25,17
Fue uno de los muchos detalles con que nos sorprendió Tarantino en una película que marcó un antes y un después en la historia del cine moderno: Pulp Fiction. Aquel salmo con el que Samuel L. Jackson obsequiaba a sus víctimas acompañó a aquella genial escena del restaurante entre Travolta y Uma Thurman; o la escena de la moto de Bruce Willis, o aquella inyección directa al corazón.
Pero también su banda sonora, una de las más recordadas y completas; el argumento, la forma de plantearlo y enganchar cada una de sus historias individuales… fue, en suma, el auténtico arranque de un Tarantino que a partir de ahí consiguió el éxito que ya casi tenía en sus manos con sus participaciones en Reservoir Dogs y Abierto hasta el Amanecer.
Sin embargo, hoy de lo que tratamos es de hablar de uno de los mejores carteles de cine, y aunque ya sólo la mención de la película y su importancia le dé ese merecimiento, hay que admitir que el póster es ya de por sí, una obra de arte.
No sólo es su presentación, asemejando a un cartel ya viejo y desgastado, sino los detalles que contiene. La figura principal no puede ser más insinuante, la de la clásica dama negra tan apropiada para una película de mafiosos. Uma Thurman es la figura perfecta para un papel así, y en esa foto está, sencillamente, perfecta.
Por otro lado están los colores, oscuros, en rojos y azules/negros, y por supuesto, los pequeños detalles como la moneda de 10 centavos, la pistola, o la novela que sostiene bajo su mano, una antigua «pulp fiction».
Uno de aquellos carteles de Pulp Fiction se ha vendido en subasta no hace mucho por unos 3.000 dólares.