Invictus, Mandela y el éxito de un deporte

Invictus

Aún no se ha estrenado y ya suena un nombre para los próximos Oscars: «Invictus«. ¿Qué tiene esta película de la que apenas se han visto imágenes para que ya la consideren así? sin duda, un nombre, el de su director: Clint Eastwood. Y es que los trabajos del veterano actor y director llevan ya una aureola de éxito seguro, de buen hacer y de un sello de «gran película». Lo ha demostrado a lo largo de su carrera tras la cámara con todas sus obras.

Ya lo hizo con «Mystic River» en el 2003; ya lo premiaron en el 2004 con aquella maravillosa «Million Dollar Baby«; y son inolvidables sus películas «Sin Perdón«, «Cartas desde Iwo Jima» y la mal valorada «Gran Torino«.

Es arte y sentimiento lo que este hombre nos ofrece cada vez. Nos da la seguridad de que nos sentaremos en la sala y disfrutaremos, durante dos horas, del placer de ver gran cine, del mejor que podemos encontrar.

Pero voy a intentar guardar mis elogios y mi admiración por este director para intentar centrarme en esta película que se estrena en EE.UU. el día 11 de diciembre y muy prontito en España, porque el guión del que parte es muy llamativo, aunque quizás no a todos les pueda gustar la temática central.

Basado en el libro «Playing the enemy: Nelson Mandela and the Game that changed the world«, nos muestra un momento muy delicado de la historia de Sudáfrica. En este país, emblema mundial durante muchos años del más profundo y destructivo racismo, la figura de Nelson Mandela emergió como la de ningún otro para convertirse en símbolo de la lucha contra el apartheid. Sus muchos años en prisión por su lucha pacifista en bien de la humanidad y de sus derechos lo convirtieron en un mito.

Esta película está centrada en aquellos años en que Mandela, con la libertad al fin conseguida, consiguió llegar al poder de un país aún convulso. Y como presidente de Sudáfrica tomó una decisión que incluso hoy día es difícil explicar tuviera los resultados que tuvo.

Mandela vio en el deporte el arma definitiva que podría unirlos a todos, blancos y negros, en la defensa de su propio país.

Se celebraba el Campeonato Mundial de Rugby, y Mandela se volcó en el apoyo a su selección. Buscaba la victoria, algo muy difícil por el potencial de todos sus contrincantes. Pero aquella victoria, pensaba él, sería algo más que un simple logro deportivo. Quería que todo el país se uniera bajo esa bandera y bajo un himno. Quería tener la oportunidad de ofrecerles una alegría común que llevaba años prohibiéndoseles por las luchas internas.

La película, que cuenta con Samuel L. Jackson y Matt Damon como protagonistas, tiene mucho de la historia de aquella selección, pero no es una película deportiva, ni mucho menos. Es una película que relata la situación de un país y cómo un simple partido de rugby pudo cambiar a Sudáfrica y al mundo entero…

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